Caminé con su cuerpo entre mis manos, las piernas ya casi entumidas se negaban a seguir andando, sentía caer en cualquier instante, en cualquier respiro… grite al renegrido cielo la ira final que asfixiaba mis pulmones, caí después de su último latido y el universo pareció tragarme. Recuerdo una y otra vez aquel viaje, aquel espantoso viaje que mastico mi vida. Despierto silente casi siempre pues a menudo el escalofrió me arrebata el aliento; dicen que fue solo un sueño, un mal sueño y nada más, pero yo se que dentro de mí había otra vida, una dulce vida creciendo, moldeando mi cuerpo, acepto que al principio la idea me asustó enormemente, yo tan joven y sin recursos, aunque responsable, antes que de mí propia mi propia vida, de la suya, y junto a el crecían en mi muchas ilusiones, y a lado de ellas, un par de tristezas inevitables, sola yo con mis recuerdos, con mis anhelos de tenerlo en brazos, sin apoyo de madre ni de padre, sin apoyo de nadie, resistiendo el crudo invierno con mis pies. Faltaba poco, su cuerpecito era casi independiente del mío, faltaba poco… no deliro, quizás olvidar es lo mejor para no enloquecer pero yo enloquezco en el olvido, mi pequeña vidita se ha ido, tantos medicamentos me han nublado la mente, de pronto tiemblo de angustia pareciera que en mi vientre aún se mueve, aún existe, y de pronto otra bomba en mi mente detona, será cierto que fue solo un sueño?
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